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La definición habitual de Criógeno es la de líquido que hierve a temperaturas muy bajas. Esta sustancia tiene múltiples aplicaciones, y en todas ellas su función es enfriar la superficie sobre la que se aplica. En el área de la depilación láser, se administra en forma de líquido pulverizado que precede al disparo del láser y enfría la piel.

Existe un sistema de enfriamiento específico para la depilación láser, llamado Dynamic Cooling Device (DCD) y desarrollado por la empresa proveedora Candela. El objetivo de este dispositivo es reducir las molestias que ocasiona el láser durante el tratamiento, por eso refrigera las capas superiores de la piel con una pulverización de Criógeno. Permite una protección óptima de la dermis, puesto que el disparo se produce milisegundos antes de la pulsación del láser.

El DCD se puede calibrar, para adaptar la dosis de Criógeno a cada tipo de piel, tamaño del spot y comodidad del paciente. Reduce de forma significativa el riesgo de hiperpigmentación e hipopigmentación en la epidermis y permite el empleo de frecuencias más altas en el láser, mejorando así los resultados de la depilación. Además, su diseño proporciona una visión clara y despejada de la zona que se está tratando.

El Criógeno tiene otras aplicaciones en el campo de la estética, además de la depilación láser. También se utiliza para aliviar las piernas cansadas, activar la circulación sanguínea, reducir el volumen corporal, mejorar la celulitis y tonificar y oxigenar la piel.

El cuerpo humano responde fisiológicamente ante el frío, aumentando el metabolismo interno, provocando una vasodilatación central y una vasoconstricción periférica. Con esta acción se lleva a cabo una pérdida de energía y un mayor trabajo celular, que provoca la disminución de lípidos.

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