Los pacientes suelen recurrir a una otoplastia cuando poseen orejas de soplillo o prominentes que llaman la atención. Es conveniente tener en cuenta que estas malformaciones pueden tener una importante repercusión en la autoestima de las personas. Ahora es posible eliminar el problema con esta pequeña intervención.
¿Por qué existen las orejas de soplillo?
Antes de comenzar la cirugía, es necesario que un especialista realice una exploración, para determinar cuál es la causa de la prominencia de las orejas. Hay que identificar si el adelantamiento es debido a la ausencia del pliegue o a una concha prominente. La concha es la zona cóncava que va desde el pabellón hasta el conducto auditivo externo.
A veces la malformación de la oreja se debe a las dos cosas, a la ausencia de pliegue y a una concha prominente.
La cirugía de orejas de soplillo
¿En qué consiste una otoplastia?
El siguiente paso, después de la exploración, es la cirugía de las orejas. Hay que dibujar el pliegue, doblando el pabellón auricular hacia atrás. Después se coloca un poco de anestesia local, en el caso de que se trate de una persona adulta. En el caso de que se trate de un niño, se aplica sedación.
Seguidamente, la otoplastia continúa marcando el cartílago donde queremos que se doble. Quitamos por detrás de la oreja una pequeña elipse de piel, en función de los puntos que hemos marcado. Después debilitamos esta parte de cartílago que queremos que se doble. Existen múltiples técnicas para esta maniobra.
La experiencia ha demostrado en varios casos que, cuando se intenta debilitar el cartílago con bisturí, a veces se realizan cortes demasiado agudos y el pliegue no queda natural. También se puede debilitar el tejido a la altura de la concha, para que se adapte y adquiera esta nueva forma.
El último paso, consiste en aplicar el material de sutura, con el que se dan unos puntos por detrás de la oreja para que se doble. Se le va dando la tensión que consideramos adecuada para que queden simétricos los dos pabellones.
Postoperatorio de la otoplastia
El paciente puede hacer vida normal inmediatamente después de la cirugía de orejas, aunque es recomendable que se coloque una cinta de deporte para dormir durante unos 15 días. El objetivo es mantener las orejas en posición correcta y evitar que un pliegue nos modifique el resultado de la operación.