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La fotodepilación es un tratamiento que, por sus características particulares, entraña numerosos interrogantes para los pacientes. Sobre todo provoca dudas en las personas que padecen algún trastorno relacionado con la piel. A continuación aclararemos algunas de estas cuestiones.

Fotodepilación con lunares: en el caso de las personas que tienen un número elevado de lunares en las zonas que quieren depilarse, no suponen un impedimento para llevar a cabo el tratamiento. La única precaución que hay que tener, es la de cubrirlos con un esparadrapo durante la sesión de depilación, ya que frena el acceso del láser a esa zona. Sin embargo, se recomienda que el dermatólogo realice un examen antes de iniciar el tratamiento de fotodepilación.

La fotodepilación y las enfermedades dérmicas: hasta este momento no se ha publicado ningún estudio que relacione la depilación láser con enfermedades de la piel. No obstante, lo más adecuado es llevar a cabo un examen clínico antes de iniciar el tratamiento, puesto que existen enfermedades, como por ejemplo las autoinmunes, que pueden reaccionar de forma anómala. Tanto el láser, como la luz pulsada, son luces, pero no se encuentran dentro del espectro de los rayos ultravioleta, que son los que pueden tener consecuencias adversas para la salud de la piel.

Fotodepilación en el pecho: la depilación en las mamas no entraña ningún riesgo para la salud, a pesar de que se trata, en apariencia, de una zona frágil y sensible. Además, en el caso de las mujeres no suele ser dolorosa. En el caso de los hombres, sin embargo, la cosa cambia, ya que ellos presentan un vello más grueso y una mayor densidad.

Existe una condición imprescindible para poder llevar a cabo un tratamiento de fotodepilación, y es que la piel debe encontrarse sana y en buen estado en el momento de iniciar un tratamiento. Si no se cumple esta norma, el paciente puede exponerse a riesgos para su salud.